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Hay veces en las que incluso ganarle al Real Madrid resulta fácil, por muy líder que sea. Basta con meter dos goles en un par de minutos y con esperar a que el viento sople a favor para que las cosas se pongan mejor todavía. Y encima hay veces en las que las lesiones no importan, ni tampoco importa que un muy mal árbitro se pase la primera parte admirando el juego del líder de la liga y se coma una expulsión clarísima por agresión. Basta con ser mejor que tu rival y demostrarlo, sólo así se puede pensar durante más de 20 minutos en la importancia del siguiente partido y en no desgastar demasiado la maquinaria. Todo eso ha bastado para que el Sevilla le gane hoy 2-0 al Real Madrid sin demasiado drama.
El Sevilla-Real Madrid empezó con dominio alterno. La pelota era más de los merengues, pero el Sevilla creaba ocasiones de gol más claras y merodeaba el área de Casillas con un Luis Fabiano tremendamente activo. Parecía que los visitantes se iban haciendo con la pelota y Robinho, bien asistido por Guti, intentaba desde la izquierda ganarle la partida a Daniel Alves en el espectacular duelo de cracks. Y llegó el gol de Keita. El de Mali ya lo había rondado últimamente y era cuestión de tiempo que llegase. Antes del minuto 20 enganchó un zapatazo tremendo en la frontal del área y la clavó en la escuadra. 1-0 y mazazo para un Real Madrid que no estaba jugando mal, y que antes de terminar de explicarse por qué iba perdiendo, recibía el segundo por parte de Luis Fabiano tras recoger el rechace de un paradón de Casillas a Kanouté. Apenas se llevaban 21 minutos de juego y los de Schuster ya estaban desquiciados. De ahí al descanso se jugó poco. El incompetente Álvarez Izquierdo sacó tarjetas a diestro y siniestro, se comió la expulsión de Diarrá por agresión a Crespo y el canterano y Fazio tuvieron que ser sustituidos por lesión.

El segundo tiempo tuvo poca historia. A los cinco minutos Sergio Ramos entró por detrás a Capel, vio la segunda amarilla y se fue a la calle expulsado. Hasta el final sólo existió un equipo. El Sevilla se gustaba entre olés y taconazos, mientras el Real Madrid perseguía sombras. Si no cayeron más fue porque los de Jiménez no quisieron. Bucarest y Villarreal están a la vuelta de la esquina y hay que guardar fuerzas.
 

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