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Lo mejor estaba en el sevilla at.JIMENEZ regresa a la elite del futbol con su sevilla del alma,el Sevilla le ha dado un baño de proporciones bíblicas a un Valencia que apenas ha tenido una sola ocasión de gol en todo el partido. Y lo ha hecho jugando durante la primera hora de partido al más puro estilo Jiménez, poniéndole lo que le sobraba al del Arahal, y durante la recta final del choque gustándose y haciendo parecer a su rival el rival más mediocre posible. Todo ha sido conclusiones positivas. Por un lado, la defensa ha estado más segura que nunca. La pareja Fazio-Drago aúna unas tremendas condiciones físicas con una salida de balón espectacular y en el centro del campo el trabajo y la conjunción de Poulsen y Keita hace el resto... (alucinante fichaje el de Mali). Arriba sobra decirlo: Luis Fabiano está ahora mismo entre los mejores delanteros del mundo y Kanouté ya lo estaba, y encima marcan siempre.

El del Arahal era valiente y apostaba por Crespo en el lateral como perro de presa de Joaquín, al que ha aburrido. El Valencia quería imponer su fútbol control pero el Sevilla no le dejaba. La presión era asfixiante sobre la salida de balón de los de Quique y el balón estaba más tiempo en el aire que en el suelo. Sólo lo intentaba el Sevilla y el primer tanto no tardaba en llegar. Kanouté aprovechaba un fallo de la defensa como sólo él sabe hacerlo. Revolviéndose y poniéndola dentro. Las cosas se ponían bien.

El primer tiempo transcurrió sin demasiado fútbol. Pocas ocasiones y mucha pelea en el centro del campo. El balón era de Baraja, pero la brega descomunal de Keita se imponía poco a poco. Y así volvió a comenzar el segundo tiempo. El panorama era el mismo. Mucho balón del Valencia peros sin llegada. Hasta que el partido cambió definitivamente. Tras una serie de rechaces a la salida de un córner en el área del Valencia, Poulsen enganchaba un remate con el alma y cerraba el partido. Llegaba la fiesta, el fútbol total, los taconazos, las paredes a velocidad de vértigo, el rodillo sobre el rival y el gol de ese excelso delantero llamado Luis Fabiano que ahora corre, salta, pelea, presiona, cae a banda, protege el balón y marca siempre. El Sevilla ha vuelto y la marcha de Juande ya es pasado.
 

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Manolo Jiménez Jiménez (El Arahal, 26-01-1964) vierte en su trabajo como entrenador el mismo tesón y entrega con la que lucía la elástica sevillista desde el lateral zurdo. Todo un mito en la historia del Sevilla, el zaguero aún mantiene el récord de partidos jugados en Primera con el conjunto de Nervión, concretamente 354. Toda una vida en blanquirrojo, inició su carrera deportiva en el club de sus amores en 1983 hasta 1997, cuando se marchó al Real Jaén para colgar las botas sólo un año después.

Un dato es demoledor: 129 victorias, con la última acumulada ante el Elche, en 255 partidos oficiales. Es el balance de un hombre humilde, trabajador, que supo cuál era su sitio en el Sevilla cuando desembarcó de la mano de Joaquín Caparrós allá por el verano de 2000.

Manolo Jiménez ha sido esencial en la trayectoria de decenas de jugadores. Ha sido él quien moldeó a gente con prestigio en el panorama nacional actual: Reyes, Sergio Ramos, Kepa, Puerta, Antoñito, Marañón, Pablo Ruiz y un largo etcétera que tiene sus últimos ejemplos en Fazio y Diego Capel, sin contar con los innumerables canteranos que se han tenido que buscar la vida lejos del Sevilla en equipos de Tercera, Segunda B y Segunda División.

La carrera de Jiménez como entrenador está plagada de éxitos. Subió en una sola temporada al Sevilla B, entonces, a Segunda B con una plantilla inexperta, pero capaz. Después de tres fases de ascenso con el sinsabor de la derrota, hace unos meses el arahalense logró la proeza de colocar al Sevilla Atlético en Segunda División, categoría que deleita por segunda vez en su larga historia con su triunfo ante el Burgos. A la cuarta consecutiva fue la vencida.

Ha sido el espaldarazo definitivo a Manolo Jiménez, que siempre apostó fuerte por llegar al primer equipo del Sevilla, pese a las numerosas y suculentas ofertas que le han comunicado en los últimos años. Esta es la segunda etapa de Jiménez ligado al fútbol, porque antes, como futbolista, ya tuvo tiempo de tocar el cielo con el equipo de sus amores.

354 partidos de Liga disputó con el Sevilla en las catorce temporadas (1983-1997) en las que fue dueño absoluto del lateral izquierdo. Primero bajo el mando de Manolo Cardo, que le hizo debutar ante el Valladolid, pasando por numerosos entrenadores hasta el último técnico que le dirigió, Julián Rubio, antes de una corta etapa en el Real Jaén, equipo con el que cerró su brillante ciclo como jugador. Hay que sumarle los 45 encuentros de Copa del Rey y los 9 de Copa de la UEFA. El cómputo es 408 partidos oficiales.

Su carrera en el Sevilla le abrió las puertas de la selección española, con la que disputó el Mundial de Italia 90, junto a Rafa Paz, a las órdenes de Luis Suárez. En total, fue internacional en quince partidos, desde su debut contra Argentina en el Sánchez Pizjuán el 12 de octubre de 1988 con un memorable marcaje a Caniggia, seis con el combinado B y un partido con la selección olímpica sub 21.
Toda una vida, 14 años como jugador y ocho como entrenador del Sevilla B, con los mismos colores, el rojo y el blanco, entrenándose primero en la ciudad deportiva de la carrera de Utrera y luego dirigiendo al filial sevillista. Es Manolo Jiménez, el hombre que encarna a la perfección la pasión sevillista. «Es un trabajador nato; lo que ha conseguido como futbolista lo está logrando en su faceta como entrenador. Está capacitado para dirigir al más alto nivel. Tiene una ventaja y es el sentido sevillista que le ha dado a su vida», declaraba ayer Joaquín Caparrós, hoy máximo responsable del Athletic de Bilbao.
Jiménez comenzó su carrera como futbolista en la temporada 1983-84 y es el jugador que mantiene el récord de partidos jugados en Primera división con el Sevilla (354). Salvo una temporada en el Jaén, en la campaña 1997-98, toda su vida ha estado ligada al club nervionense. Como entrenador, y después de una experiencia como segundo técnico de Caparrós en el Villarreal, comenzó dirigiendo en Tercera división al Sevilla Atlético. Ascendió al equipo como primero de grupo, con Reyes y Antoñito como estrellas. «Tiene tantas condiciones para manejar a un equipo que no creo que tuviera problemas para dirigir al Sevilla en Primera. Su premisa fundamental es mantener la portería a cero, le da mucha importancia a este aspecto. De mediocampo hacia arriba los jugadores tienen más libertad. Con los futbolistas tan habilidosos que tiene el Sevilla podría sacarle jugo a su sistema», explica Antoñito.
Jiménez no ha escondido durante sus años en el filial que su sueño sería entrenar algún día al primer equipo. «El presidente me ha dicho que algún día podría entrenar al Sevilla; mi trabajo ahora debe ser el de formar a jugadores para el primer equipo», llegó a declarar hace unos meses. Uno de ellos, el argentino Federico Fazio, aprovecha para agradecer sus enseñanzas. «Cuando llegué al Sevilla me extrañó que me cambiara de posición. Yo venía como central y él me dijo que tenía que jugar más adelantado, de mediocentro. Al principio no me sentía bien, pero con las semanas me fui desenvolviendo cada vez mejor, tanto que yo creo que en mi mejoría en el Mundial sub 20 influyó mucho la enseñanza de Manolo», dijo el argentino. También Capel se suma a los elogios. «Está muy pendiente de los jugadores, tanto en los entrenamientos como en los partidos. Para mí, hablar de Manolo Jiménez es hablar de gratitud», explicaba el almeriense.
 

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El Sevilla ha vuelto en una noche con el cielo tan despejado como las ideas de los futbolistas locales. Los de Juande Ramos retornaron a su juego agresivo en defensa y preciosista en ataque para devolver a su afición la esperanza de recuperar al gran equipo que se lució en la última temporada hasta que se confiaron en la segunda parte y estuvieron a punto de ceder un empate.

Ni siquiera se adivinaba la gran noche que esperaba a los sevillistas cuando Kanouté ya había anotado el primer gol tras un buen centro desde la izquierda de Capel. Al fin y al cabo, el revoltoso ala español se había convertido en una pesadilla para Goian cuando el técnico visitante se percató de ello y dio entrada al nigeriano Emeghara para frenar la sangría por la banda izquierda.

Pero cuando el sevilla tienen el día disponen de muchas soluciones para afrontar los partidos. Su juego de toque y su rápida distribución del juego han terminado casi siempre en balones a sus jugadores de banda para desequilibrar a los rumanos en todas sus líneas. Con el buen criterio de Poulsen, las llegadas de Capel y Jesús Navas y el coloso Kanouté desbordando en todos los flancos las ocasiones de gol se han sucedido. De hecho, en el primer tiempo los de Juande Ramos han rematado hasta en catorce ocasiones sobre la portería de Robinson Zapata, es decir un lanzamiento cada menos de cuatro minutos.

El encargado de sentenciar en los primeros minutos ha sido Luis Fabiano, al romper la línea demasiado dispersa y adelantada del Steaua. Tras el segundo tanto, los sevillistas han mantenido su concentración y han continuado con su presión sobre los visitantes, mientras se disponían a dejar detalles de calidad para la grada. En una de las mejores jugadas colectivas del partido sólo por unos centímetros no ha sumado el tercer gol del partido Keita con un lanzamiento muy lejano tras dejada de tacón de Kanouté.
De hecho, los de Juande no parecieron nerviosos en ningún momento pero el sevilla podrían haber terminado cediendo un segundo gol en los balones perdidos en el centro del campo de no haber sido por el gran partido de Keita en la medular.El Sevilla se encuentra ahora segundo de grupo en la Liga de Campeones con 6 puntos mientras que el Steaua se queda con los puntos con los que llegó al partido.
 

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El Sevilla ha ganado esta noche en el Ciudad de Valencia, con facilidad y con dos goles de Luis Fabiano, muchas cosas. En primer lugar, los tres puntos que suponen el fin a una racha que no parecía tener arreglo y que se alargaba más de lo normal en un equipo de este nivel. Y en segundo lugar, pensando además en el Steaua, saca la conclusión positiva de que el desgaste ha sido mínimo (ha jugado andando durante una hora), y han podido rotar Poulsen, Koné, Luis Fabiano, Navas y Renato. Algunos no saliendo en el equipo de inicio y otros siendo retirados durante el segundo tiempo.

Desde el principio el balón fue de un Sevilla que salió decidido a cerrar el partido lo antes posible. Acaparaba el balón y no permitía ni una sóla contra peligrosa levantinista. Así las cosas, y gracias a que ya había merodeado la meta de Storari en alguna que otra ocasión, Luis Fabiano se encargaría en el minuto seis de sacarse de la chistera el 0-1. Control de espaldas dentro del área, media vuelta, y balón dentro superando al defensa y al portero. Pero no era suficiente. Había que meter otro… y este llegó pronto. En el catorce una buena jugada por la izquierda acababa con un centro de Duda que tocaba en la mano de Descarga y el árbitro señalaba penalti. Luis Fabiano era nuevamente el encargado de batir al meta italiano.

En un cuarto de hora el trabajo estaba hecho y sólo quedaba esperar que llegase el tercero. Koné lo tuvo antes del descanso pero falló incomprensiblemente con el portero batido, y en la segunda parte el propio Koné, Adriano, Renato y Fazio estuvieron a punto de conseguirlo pero nunca llegó. Para la última media hora quedó el carrusel de cambios pensando en el descanso para el partido frente al Steaua y el anecdótico debut de Chevantón.
 

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cuarta derrota consecutiva de un equipo que hoy perdió hasta el fútbol que había ofrecido en derrotas anteriores. No hay mucha más margen para la remontada si el Sevilla quiere aspirar a estar entre los cuatro mejores equipos de la temporada. Ni un solo tiro a puerta contra un Deportivo que, no lo duden, luchará por no descender, pero que a día de hoy está por delante del Sevilla en la clasificación. Hoy no hubo de nada en Nervión, sólo un final esperado de un equipo que no llega, que es romo en ataque y que se encuentra con una contra mortal. Por supuesto, el rival, como siempre este año: dos tiros, uno al palo y otro dentro. El equipo deberá reaccionar ya, porque los de arriba se les van y mucho y muy seguido tendrán que ganar los blancos para volver a donde se les presupone. Hay parón, que sirvirá para intentar poner las cosas en su sitio, aunque las urgencias, en la octava jornadas, ya son evidentes.Muñíz Fernández dejo su sello tarjetas a casi toda la defensa sevillista y en las dos jugadas dudosas del partido se decanto por mirar para otra lado.
 

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El Sevilla jugó a lo que sabe desde el inicio, saltó el terreno de juego confiando en su mejor arma, con la portería contraria grabada a fuego en la mente y obtuvo su justo resultado. Tres primeros puntos en su grupo de Champions que dan la tranquilidad necesaria para seguir mirando a la siguiente ronda de la máxima competición continental. Para la memoria quedará el encuentro realizado por Frederick Kanouté. El malí ofreció una exhibición de fútbol desde el principio hasta el fin siendo el mejor en todas las facetas del juego. Su calidad, su entrega, su visión de juego y su suficiencia con y sin el balón llegan a ser insultantes para el contrario. En dos palabras, es impresionante.

En esta ocasión, el delantero franco-malí no estuvo ni mucho menos sólo. A su gran partido hay que añadirle el extraordinario encuentro de Keita, el acierto y las sensaciones que siempre deja la salida de Koné y la seguridad mostrada por Boulahrouz, que necesitaba un choque como este para coger confianza. En definitiva, un Sevilla que jugó como siempre y ganó como casi siempre. Cabe destacar que se pone fin a una mala racha de resultados de cuatro partidos sin conocer la victoria. Los goles fueron anotados por Kanouté y Luis Fabiano, en la primera mitad, y por Escudé y Kone en la segunda. No se pierdan los dos primeros, espectaculares en su elaboración y ejecución. En los dos, cómo no, estuvo Kanouté.
 

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